BOSQUES CONTRA LA FIBROMIALGIA
Fri, 21/11/2014 - 00:00
El doctor Secundino López-Pousa, coordinador del servicio de Neurología de los hospitales Santa Caterina de Salt y Josep Trueta de Girona, presentó el pasado mes de octubre los resultados preliminares de un ensayo clínico realizado por personal de estos centros en colaboración con la Universitat de Girona para estudiar el efecto de los bosques maduros (aquellos que tienen más de cien años y no han sufrido modificaciones recientes por la acción humana) sobre los enfermos de fibromialgia. Un estudio que ha mostrado unos gratificantes resultados a aquellos que sufren esta dolencia.
REALIZACIÓN DEL ESTUDIO
Se escogieron aleatoriamente dos grupos formados por voluntarias de una asociación de afectados por la fibromialgia. Una quincena de personas dieron paseos por un bosque joven, con un arbolado de entre 5 y 35 años de edad, durante un periodo de 15 días. Otro grupo similar hizo lo mismo, pero en este caso los paseos se realizaron en el bosque de Can Serra, con un arbolado irregular de más de un siglo.
«Una vez que una persona camina unos 10 o 15 minutos por un bosque, disminuye la frecuencia cardiaca y la presión arterial. El sistema simpático del organismo reduce su actividad. Al mismo tiempo se producen acciones cardiovasculares, porque algunas sustancias, como endotelinas y citocinas, también se modifican. Además, aumentan las sustancias de inhibición sobre las células cancerígenas y aumenta la respuesta inmune», afirmó el responsable del estudio.
MEJORA SUSTANCIAL
Los beneficios en el sistema nervioso, circulatorio e inmunológico, que ya eran conocidos, se produjeron en los dos grupos. La diferencia que sea encontrado es que las personas que pasearon por el bosque joven no encontraron mejoras sustanciales en los síntomas de la enfermedad entre el primer y último día de paseo. Sólo habían mejorado un poco. Sin embargo, el grupo que había paseado por el bosque maduro comprobó que había mejorado significativamente, disminuyendo el dolor y las noches de insomnio y aumentando los días de bienestar.
El doctor López-Pousa declaró que estos efectos beneficiosos se atribuyen a la inhalación de las sustancias aromáticas que desprenden los hongos, los aceites y las resinas de los bosques. «Estas sustancias son mediadores cerebrales, porque aumentan la serotonina y regulan la noradrelanina. Hay que pensar que el 80% de la farmacología actual proviene de los bosques. La propia penicilina es un hongo y en los bosques centenarios hay un equilibrio biológico entre las plantas, las bacterias y los animales», insistió.
Fina González, presidenta de la Associació de la Fatiga Crònica i la Fibromiàlgia de la Garrotxa, y otras dos miembros de la entidad que han participado en el estudio aseguraron estar muy satisfechas con los resultados y declararon su intención de continuar con los paseos. Además de recomendar este “tratamiento” a todos los afectados y a todos los enfermos.
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