EL CAQUI

Thu, 30/10/2014 - 00:00
Nutrición y Dietética

El caqui es una fruta típica de otoño.
En las fruterías la vemos al lado de las castañas, los boniatos y la granada,
todas ellas frutas de temporada
  repletas
de antioxidantes. A continuación te exponemos en detalle todas
  las propiedades de esta fruta tan otoñal.

 

Si buscamos la sinonimia hispánica al
caqui se le llama: palosanto, zapote japonés, guayaco, locuá, persimón  japonés, etc...

 

El caqui es un fruto en baya del
árbol caqui palosanto (“Diospyros kaki”L.), árbol de hoja caduca de hasta 4 m.
de altura de la familia de las Ebenáceas. El fruto se consume cuando está muy
maduro, casi pasado.

 

La pulpa del caqui apenas tiene
proteínas ni grasa, pero destaca la calidad de sus
azúcares
, el 15 % de sus azúcares está formado por fructosa, el azúcar
natural propio de la de fruta, además contiene 3,6% de  pectinas y mucílagos esto son hidratos de
carbono complejos responsables de la textura gelatinosa de la pulpa del propio
caqui. El caqui junto con la manzana es de las frutas que tienen  más pectinas.

 

La pectina  y los mucílagos son la fibra soluble de los
vegetales
, retienen
agua, aumentan el volumen de las heces, facilitan su evacuación. También
retienen azúcares simples (de rápida absorción) con lo cual estos se absorben
lentamente.  Esta propiedad es muy
interesante para los diabéticos, que evitan los picos de insulina en sangre,
además esta propiedad también es interesante para los que tienen el colesterol
alto;  las pectinas retienen el
colesterol que está en los intestinos procedentes de las grasas animales,
haciendo que una parte de él se pueda eliminar a través de las heces.  El efecto más inmediato de las pectinas es
que suavizan  y desinflaman las paredes
del conducto digestivo especialmente en el intestino grueso.

 

Los taninos son los responsables de la sensación áspera que produce el caqui en el paladar.
Los taninos son compuestos fenólicos de gran poder astringente. Cuando el caqui
va madurando va perdiendo su astringencia y con ello su concentración en taninos y sus propiedades contra la
descomposición.

 

Los carotenoides son sustancias derivadas de los beta-carotenos, a partir de los cuales nuestro organismo
produce vitamina A.  Los carotenoides
tienen acción antioxidante, evitan el envejecimiento de las células, frenan la
arteriosclerosis y actúan como preventivos del cáncer. De entre los 15
carotenoides diferentes que contiene el caqui, destaca por su abundancia el
licopeno y la criptoxantina, ambos responsables de su color. El caqui es una de
las frutas más ricas en carotenoides, teniendo en cuenta que 100g de caqui
aportan 22% de las necesidades diarias de vitamina A para un adulto sano.

 

Vitamina C. El caqui contiene unos 16mg/100g de
vitamina-C, con lo cual un caqui de tamaño mediano 250g aporta 40 % de las
necesidades diarias de vitamina-C. Esto favorece la correcta absorción del
hierro que contiene. Un caqui de 250g aporta el 10 % de las necesidades de
hierro para un adulto sano, con lo cual es una cantidad importante teniendo en
cuenta que se trata de una fruta fresca.


Resumiendo, vemos en el caqui un
fruto con acción astringente, en función de su  madurez, acción antiinflamatoria intestinal,
debido al contenido en pectinas y mucilagos, sin olvidar los carotenoides que
también contribuyen en esta acción. Su consumo es
conveniente en todo tipo de diarreas
(en función a la madurez) y colitis crónica (inflamación del intestino grueso), espasmos intestinales (retorcijones), meteorismo (exceso de gases) y colon irritable. Tomar de 3 a 6 caquis
diarios, contribuye a normalizar rápidamente el tránsito intestinal y a desinflamar
las mucosas del aparato digestivo. 
Además, el caqui es una fruta interesante para los diabéticos, los que tienen el colesterol alto y los
que padecen de anemia.

 

 

Aparte de las propiedades
mencionadas, es un fruto recomendado para todos los
públicos desde los más pequeños de la casa hasta los mayores,
tiene gran
poder de saciedad y  es de fácil
masticación; con lo cual en estas épocas de castañas, boniatos, huesos de
santo, panellets…  acompaña muy bien a
los postres dulces. 

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